Siempre he sido, y sigo siendo, una persona muy respetuosa y educada, pero eso no quita que sea crítico.
Y es que hay cosas que todos sabemos de sobra, que incluso no hace falta decirlas, pero a veces no está mal recordarlas y ponerlas encima de la mesa para que no se olviden, y sobre todo si es necesario, actuar sobre ellas y que no se sigan manteniendo ahí en el tiempo porque nadie dice nada sobre ello.
No se pueden, o no se deben, normalizar situaciones que ni son beneficiosas ni recomendables.
Al menos hay que dar el aviso o toque de atención sobre ellas.